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¿MALDITO DINERO?


Desde hace ya bastante tiempo, llevo oyendo hablar del dinero como causa de casi todos los males de la humanidad. No quiero que nadie me malinterprete, no me considero un capitalista, aunque después de meditarlo durante mucho tiempo, no se me ocurre mejor herramienta para el funcionamiento de un mundo cada vez más grande y complejo, que el intercambio de divisas como pago al intercambio de mercancías, bienes o servicios. Sin embargo la mayor parte de las operaciones de compraventa internacionales, se realizan a través del intercambio de productos o materias primas, una buena alternativa para todos esos países que no disponen de una divisa fuerte y convertible a las divisas establecidas como fiables dentro de este planeta globalizado. El comercio mundial ha alcanzado un nivel de desarrollo que nos permite a todos tener un nivel de vida inimaginable en otras épocas. Si es cierto que antes los reyes ostentaban un nivel de vida casi imposible de alcanzar para el resto de los mortales. Hacían y deshacían lo que se les antojaba. Mientras ellos dormían calientes y con sus estómagos llenos de la comida más deliciosa, la mayoría del pueblo pasaba todo tipo de calamidades. Por eso lo que a día de hoy disfruta la clase obrera, era simplemente imposible que lo disfrutara no solo el pueblo llano de esas épocas sino hasta los mismos reyes, hubieran dado la mitad de sus fortunas por tener agua corriente en cualquier momento, colchones de látex o coger un avión para irse un par de semanas a una isla paradisiaca en la otra punta del planeta. Si todo esto ha sido posible, es en una gran parte a los acuerdos firmados en su día por distintas naciones, dando un valor a unos papeles a los que se les llamo moneda, dinero o divisas como cada uno prefiera. El dinero es una herramienta maravillosa y quisiera subrayar lo de herramienta, ya que el dinero cuando de una herramienta pasa a convertirse en un fin pierde todo su significado. Que no se engañe nadie, la culpa de esta crisis y de todas las crisis pasadas y venideras no son culpa del dinero, los únicos responsables de cualquier crisis son los hombres y mujeres que renunciaron a los valores básicos por enriquecerse de una manera totalmente irresponsable. La ambición sin límites sin ningún control es la que nos ha llevado a esta situación. Esta ambición no es solo el pecado de los ricos y poderosos, sino de una gran parte de la población de todo el planeta, que nos acostumbramos a vivir muy por encima de nuestros ingresos reales. El lastre más grande para la economía mundial reside en que unos pocos tengan mucho o que muchos muchísimos tengan poco. Ese impulso de guardar todo lo que se pueda por si acaso hace más daño al comercio mundial que mil banqueros codiciosos. Para que el dinero vuelva  a fluir, el único camino posible es restablecer la confianza en el consumo y eso va a tardar mucho, ya que no solo hemos perdido la confianza en nuestros dirigentes, hemos perdido la confianza en nosotros mismos y en casi todos los que nos rodean. Por esto el primer gran paso es restablecer la confianza perdida en nosotros y nuestro entorno y luego poco a poco, con trabajo mucho esfuerzo y sacrificio volver a recuperar todos esos valores tan olvidados en estos tiempos de avaricia y confusión. Todos esperan que llegue alguien que por arte de magia o de la divina providencia, venga y nos diga cómo salir de la crisis y no nos damos cuenta que nadie tiene esa receta milagrosa, que la única forma de salir de esta consiste en vivir como se ha hecho siempre en los tiempos duros apretando los dientes, tirando palante y con buena cara. A partir de ahí organización y control sobre los que mandan y nos representan para que algo que ha arrasado con las vidas y los sueños de millones de personas no vuelva a suceder, pero si la gran mayoría del conjunto de los habitantes de este planeta no recuperamos, lo que siempre nos dijeron nuestros abuelos, hijo haz bien las cosas esto se repetirá una y otra vez. Quien quiera echarle la culpa al dinero que lo haga y luego plantee una alternativa viable y eficaz para el funcionamiento de la economía mundial. Os deseo que ni el dinero, ni las crisis os roben vuestros sueños. Buena suerte y a seguir luchando.


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JAMON JAMON


He de reconocerlo me encanta el Jamón Serrano, no no me he equivocado lo he puesto con mayúsculas, pero eso si el bueno bueno, ese que llaman de bellota. El que tiene esa grasita y esas betitas, el que no esta nada salado y se deshace en el paladar, el que invita a echar un trago de un buen vino. El que cuando en el plato queda la ultima loncha, no se queda hay solitaria y triste por educación. Porque cuando se como un buen Jamón las buenas maneras consisten en no dejar ni el recuerdo. Lo dicho un buen Jamón bien cortado, unas copas de vino y buena compañía, quien se resiste a un plan así. Bueno a lo mejor los vegetarianos, ¿sera que no han probado un buen Jamón?. Mi cabeza no da pa tanto como para comprender que exista alguien que no le guste. Pero en fin de todo hay en el mundo del Señor, pero lo que es a mi que me den Jamón.